El béisbol dominicano se viste de luto con la partida de Tony Enrique Blanco Cabrera, exjugador de Grandes Ligas y leyenda del béisbol japonés, quien perdió la vida en la tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set la madrugada del pasado martes. La despedida de Blanco, de 43 años, se convirtió en una manifestación de cariño y respeto en su natal Haina, donde multitudes acudieron a rendirle tributo. Su cuerpo fue velado en el campo de béisbol del barrio Gringo, lugar que vio sus primeros pasos como pelotero, y posteriormente en el polideportivo municipal, en medio de aplausos, lágrimas y recuerdos compartidos por quienes lo conocieron dentro y fuera del terreno.
Fotografías, reconocimientos y camisetas marcaron los momentos más significativos de su carrera profesional, que abarcó desde las Grandes Ligas con los Nacionales de Washington en 2005, hasta una brillante trayectoria en la liga japonesa, donde militó con los Chunichi Dragons, Yokohama DeNA BayStars y Orix Buffaloes. Conectó 181 jonrones, impulsó 542 carreras y mantuvo un promedio de .272 en Japón, donde fue cuatro veces All-Star y recibió múltiples distinciones, incluyendo el premio Best Nine. En 2013, fue campeón bate con un promedio de .333.
En la Liga Dominicana defendió los colores de las Estrellas Orientales, ganándose también el respeto del público local.
El sepelio se realizó en el cementerio municipal de Haina, en una ceremonia cargada de emotividad. La tragedia que cobró su vida y la de decenas más dejó una profunda herida en la comunidad, pero también resaltó el legado imborrable de un hombre que llevó el nombre de su país por lo alto.
